miércoles, 24 de febrero de 2010

LA RUNA DORADA

Hola a todos:
Me complace presentaros al nuevo ganador de El II Certamen Literario de EL CAFÉ DE AUTOR ( http://elcafedelautor.blogspot.com/ ). Se trata de uno de los escritores que exponen sus obras en el escaparate de dicha página, Tomás Romea.
Pero como no hay nada mejor para conocer a un autor, que leer su trabajo, os dejo una breve reseña de su novela ganadora, titulada LA RUNA DORADA:

Por un cúmulo de casualidades, Andrés descubre en las inmediaciones del monasterio de San Juan de la Peña un extraño objeto de oro. La búsqueda del origen de su hallazgo, se convierte en casi una obsesión que le llevará a recorrer en peregrinación el Camino de Santiago, e iniciar una investigación que transcurrirá desde la Edad Media hasta a II Guerra Mundial.

Pasión y amistad, se mezclan en esta novela con robos, muertes y traiciones, en una trama que enganchará al lector desde sus primeras páginas hasta el final.

Podéis comprar la obra aquí:

sábado, 20 de febrero de 2010

SOS!!

He dejado este espacio a la escritora Silvia Ochoa Ayensa, para que informe sobre una hermosa y solidaria iniciativa que ha abanderado con otros compañeros. Se trata de seguir ayudando a Haití. Los que me seguís, sabéis que ya escribí sobre ello cuando ocurrió el terrible terremoto, y ahora insisto de nuevo cediendo este espacio a Silvia, porque es importante que no caigan en el olvido. Por favor, leed, y participad en la medida que podáis.
Lorea Otsoa Honorato.
Mi nombre es Silvia Ochoa Ayensa soy escritora soriana y hace unas semanas puse en marcha una iniciativa para ayudar a las víctimas del terremoto de Haití. La iniciativa consistía en hacer un libro solidario cuya recaudación fuera a parar a Cruz Roja en su ayuda a Haití, propuse la iniciativa por la red social de facebook mediante un evento y lo cierto es que a los diez minutos ya había sido todo un éxito.
En el libro han participado más de 100 autores con: cuentos, relatos, poemas, imágenes, fotografías... entre ellos niños que han puesto toda la ilusión, se nos caían las lágrimas mientras lo íbamos conformando, es un libro que late y tiene vida como dice una compañera. El libro está a la venta en LibroVirtual en formato ebook y otros formatos digitales, también se puede acceder a su lectura gratuita en este mismo medio y hacer donaciones. En Bubok también está a la venta en formato físico y en PDF.
El motivo de este escrito es pedir ayuda para su difusión, ya que necesitamos que librerías, bibliotecas, organismos culturales...se hagan eco y nos puedan ayudar en su distribución, es una bonita iniciativa que queremos que tenga el éxito que se merece. ¿Nos ayudáis? A continuación os dejo más información.
Gracias a la iniciativa de la escritora soriana Silvia Ochoa Ayensa se han unido más de 90 autores para crear un libro solidario para Haití. Cada autor ha aportado sus creaciones, ilusión y esfuerzo para la confección de esta obra común. Este Libro Solidario está disponible en los formatos eBook más populares, y se ofrece para lectura y descarga en la web de http://www.facebook.com/l/9a7e5;Librovirtual.org, bajo la firma Escritores Solidarios. En el libro han participado también Antonio Arteaga fundador de LibroVirtual, Ana Prado Antúnez y Teresa Delgado Duque, tres piezas importantes en este hermoso puzle. Su título: Letras regaladas para aquellos que quieren soñar.
Los lectores pueden descargarlo o hacer una donación a Escritores Solidarios por el importe que ellos decidan. También podrán adquirir la versión impresa y en PDF a través de Bubok. Los fondos recaudados con la venta de este libro se entregarán a la Cruz Roja, como apoyo a su labor humanitaria en Haití. Una ocasión única para aportar nuestra ayuda y apoyo al pueblo de Haití.



Más información aquí:

http://www.facebook.com/l/9a7e5;librosolidariohaiti.blogspot.com/

http://www.facebook.com/l/9a7e5;solidarios.bubok.com/

http://www.facebook.com/l/9a7e5;www.librovirtual.org/lectura.php?obra=N1265660393



¡¡¡Ayúdanos en su difusión o colabora en la medida de tus posibilidades, el pueblo de Haití aún nos necesita!!!!

jueves, 18 de febrero de 2010

LA VIEJA CASA

Me complace presentaros LA VIEJA CASA, poema finalista en el concurso realizado por la editorial Bookmark Sae. Ha sido para mí un honor ser seleccionada por un jurado que ha considerado mi obra con la calidad suficiente para ser seleccionada. La comparto con todos vosotros, espero que os guste:

LA VIEJA CASA:
El viento azota las vetustas vidrieras,
cristales opacados por el aliento del tiempo,
insertados en marcos de madera vencida,
ventanas que gimen lastimeras
al azote del cierzo inclemente.
La vieja casa de piedra gastada,
soporta apenas los embates de las horas,
días largos y azarosos,
momentos mecidos en la atmósfera
que retumban incansables
entre las paredes derrengadas.
Cuántas existencias, ahora extintas,
poblaron las estancias,
pisaron sus suelos de tablones anchos,
de losetas enceradas,
cuánto amor alimentando el fuego de la chimenea,
tanto odio envenenando los rincones,
risas de niños traviesos,
llantos de mujeres solas,
gritos y furias desatadas,
pasiones ardientes de efluvios espesos,
vida y muerte, en la vieja casa.
Ahora, abandonada a su suerte,
esperando ser vencida por el tiempo,
por la inclemente lluvia invernal,
por las malas hierbas que trepan
y se abren paso entre las grietas,
siempre en busca de las entrañas para dolerlas…
El misterio cuelga de las esquinas
como telas de araña,
fantasmas del pasado
adueñados de la infortunada morada…
Fuera el bosque de alargados pinos,
aullando solitario
contra las piedras extinguidas,
piedras del pasado,
piedras de la vieja casa.
Lorea Otsoa Honorato.



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jueves, 11 de febrero de 2010

APOCALIPSIS



Sin aliento, y con la garganta lacerada por la gelidez de la noche, nos detenemos junto a las ruinas de una triste iglesia. Pienso absurdamente en el dueño del departamento, aplastado bajo el edificio, inexplicablemente dormía, a pesar de lo acaecido, dormía, como un animal que sólo obedece a su instinto, seguramente la muerte le ha sobrevenido sin percibirlo siquiera.
La chica tiembla entre mis manos, jamás habíamos estado tan cerca, sólo éramos amigos, y ahora somos dos náufragos que huyen del apocalipsis que les rodea. La aparto un poco de mí, quiero verle la cara, ese rostro que he amado desde que tengo uso de razón, está asustada, abatida, algo terrible ha sucedido, algo más allá de lo que estamos viviendo, lo sé, lo leo en sus tristes ojos.
- Ha muerto… - acierta a decir con voz temblorosa, y no necesito preguntar para saber que se trata de él, siempre se trata de él. La abrazo y reprimo un sollozo.
El suelo tiembla de nuevo bajo nuestros pies, y caemos abrazados sobre la empapada acera, nos arrastramos como reptiles junto a las piedras de la iglesia, ella me mira un momento, desea preguntarme algo, tal vez piensa que yo conozco el final de la historia, pero en lo único que puedo pensar es en cómo sobreviviremos a la siguiente acometida, esto parece no tener fin. La tierra se revuelve de nuevo, esta vez el estruendo ha sido aterrador, y una certeza funesta se instala en mi alma, algo que sé.
La miró de nuevo, ella tirita y llora, le tomo la cara entre las manos y la obligo a fijar sus ojos en los míos:
- Te amo… - musito con voz trémula – Sólo quiero que lo sepas…
Ella abre los labios presta a decir algo, pero una tremenda sacudida nos ataca, partiendo el mundo en dos. La enorme grieta se ensancha horadando la ciudad que nos contiene, y caemos sin remedio, hacia un abismo insondable…


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martes, 2 de febrero de 2010

LA VIUDA




La mujer acarició la madera barnizada con la palma de la mano, por increíble que pareciera, de esta forma se hacía a la idea de que lo estaba acariciando a él. Sonrió con amargura al comprobar una vez más lo irónica que es la vida, ¿cuántas veces había acariciado a su marido a lo largo de los últimos cuarenta años de vida en común? Ni siquiera recordaba que le hubiera hecho falta, ¿y por qué ahora tenía esa especie de necesidad? Acariciar la caja que contenía su cuerpo, no era lo mismo que acariciarlo a él, y sin embargo, por muy absurdo que le pareciera, no podía dejar de hacerlo. Las lágrimas se agolparon en sus ojos y se apartó de allí. Sintió que alguien la tomaba del brazo y la conducía hasta una silla.
Desde allí podía verse el ataúd completo, con las coronas de flores que iban llegando, colocadas en el suelo, apoyadas contra el soporte que sostenía el féretro, y pensó si realmente era necesario tanto adorno. A su marido no le gustaban las flores, o al menos nunca había demostrado demasiado interés por ellas, como prácticamente todos los hombres, si ahora mismo se hubiera levantado y las hubiera visto, apenas les habría dedicado una mirada, y sin embargo allí estaban, acompañándole en su último viaje.
Entornó un momento los párpados, y trató de imaginar su vida de ahí en adelante, tras unos intensos instantes de introspección, descubrió horrorizada que no tenía ni idea, porque en realidad su vida siempre había estado ligada a ese hombre que ya descansaba en paz. Se habían conocido con quince años, y desde entonces no se habían vuelto a separar. Con veinte años ya eran marido y mujer, llevaban más de sesenta años juntos, y eso era más de lo que vivían muchas personas.
El futuro le resultaba tan desolador, que no pudo menos que romper a llorar, imaginándose perdida en la inmensa soledad que tenía por delante. Sus hijos ya eran abuelos, sus nietos padres, y ella no era más que el eslabón perdido de una gran cadena, ¿qué lugar ocuparía ahora? Mientras su esposo existió, tenía un motivo para vivir, para seguir alimentando ese motor roñoso que aún se empeñaba en seguir, pero ¿y ahora? ¿Cuál era su objetivo? Pese a todos los años que tenía, y a la experiencia ganada, pese a los malos tiempos vividos, pese a las luchas largas y costosas, pese a todo, y paradójicamente, se sentía desvalida y sin saber muy bien qué camino tomar, tal vez por primera vez en su vida.
Entraron los hijos, con semblante serio, de ese que se gasta en los entierros, cargaron la caja en hombros, y alguien la ayudó a levantarse, se trataba de una chica joven, no recordaba quién era, tal vez alguna de las novias de uno de sus bisnietos, ¿o no? Era eso lo que le esperaba, vivir un tiempo más o menos largo rodeada de seres que se le antojaban lejanos, desconocidos… tras el féretro caminaban, se escuchaban llantos, la viuda cogida del brazo de una muchacha sin rostro, y la pena que se alzaba con la muerte del marido, aquel al que ahora echaba más de menos de lo que lo amó, ¡qué irónica es la vida!


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