lunes, 17 de enero de 2011

PERDIDO



El dolor era intenso,

lacerante como el puñal que abre la carne,

que hiere la entraña y la sangra.

Lo había visto partir

y mezclarse con las sombras del olvido,

cual fantasma de bruma oscura.

No volvería, y su presencia se tornaría en eco,

el repicar de un sonido vago

que apenas habita en el recuerdo…

Ella lo supo al instante

al percibir el frío en la mirada vacía,

la oscuridad en el rostro amado…

El corazón llagado y dolorido

vaga hacia un abismo profundo,

en busca de un consuelo inexistente

albergado en una respuesta muda.

El viento revuelve las hojas secas,

arañando los pensamientos,

recuerdos que duelen,

que evocan lo perdido.