viernes, 19 de junio de 2009

LA REVOLUCIÓN (10)

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Durante los días y semanas que sucedieron a la tan esperada ejecución, Luno no volvió a pensar en aquella charla extraña y en principio inconsistente que había mantenido con aquel personaje nefasto, sin embargo ahora, en los últimos tiempos, no hacía más que venirle a la cabeza una y otra vez, sobre todo cuando estaba en la cama por las noches, envuelto por el denso silencio y la vacía negrura. ¿Qué había querido decir con todas aquellas insinuaciones? ¿Eran tan sólo desvaríos de un loco que no sabía lo que decía? ¿O eran acaso advertencias reales sobre algún peligro que le atenazaba? Sin embargo con la luz del nuevo día, se tranquilizaba diciéndose a sí mismo que no era más que el despecho y la desolación que un hombre pronto a ser ejecutado había lanzado sobre su contrincante. Él no debía temer nada, era el salvador del pueblo, le aclamaban y él luchaba por ellos dándoles cosas y derechos que no habían soñado jamás, así que, ¿qué le podía ocurrir?
Durante dos años más o menos, todo pareció ir mejor que nunca, Luno había conseguido paliar en gran medida la situación adversa de la mayoría de las gentes, ahora al menos tenían qué llevarse a la boca cada día, tenían paz, y sobre todo dignidad. Era querido y respetado por todos, y siempre se mostraba austero, sin demasiado lujo ni boato, no quería ser un líder igual que el anterior. Tenía planes, grandes planes para sus ciudadanos, planes que quería poner en práctica lo antes posible.
Una noche, mientras dormía plácidamente en su cama, alejado ya de la zozobra que antaño le provocasen las palabras del antiguo líder, una negra sombra se coló en su dormitorio y se arrastró sinuosa hasta él. Antes de que pudiera darse cuenta de lo que pasaba, alguien le tapó la nariz y la boca con un trapo empapado en líquido, y su consciencia se desvaneció rápidamente.
Cuando despertó de nuevo, se hallaba en un gran pabellón que le resultaba familiar, pero estaba demasiado aturdido como para reconocerlo a ciencia cierta. Tenía dolor de cabeza, así que se llevó las yemas de los dedos a las sienes de forma instintiva, se las masajeó durante unos segundos con los ojos cerrados, y en cuanto sintió un poco de alivio, abrió de nuevo los ojos y se fue incorporando lentamente. Se sorprendió de no estar atado, tenía libres las manos y los pies, se hallaba tendido en el suelo, con su pijama puesto. Miró intrigado hacia todos los lados, y poco a poco se fue dando cuenta de que estaba en el pabellón en el que había sido instruido por el enmascarado. Se sorprendió, sin embargo no dio un respingo hasta que vio al enmascarado precisamente, sentado en una silla, observándole en silencio.
- ¿Qué diablos…? – balbuceó Luno poniéndose en pie.
- ¿Me habías olvidado? – preguntó el enmascarado en un tono sarcástico que no gustó al chico.
- No, claro que no, ¿pero a qué viene este trato? – preguntó Luno molesto.
- A que no estás haciendo las cosas bien, Luno – respondió el enmascarado lacónico.
- ¿Cómo? Yo no he traicionado el espíritu de la revolución, no me he vuelto un tirano, lo hago todo por el pueblo – se justificó el joven.
- Te estás excediendo – fue la única respuesta que salió de labios del enmascarado.
- ¿Excediendo? ¿En qué? – preguntó Luno confuso, no comprendía nada.
- En dar, dar, dar y más dar… - canturreó el enmascarado.
- De eso se trataba, de dar, de dar al pueblo lo que es suyo, de repartir, de darles libertad… - se interrumpió cuando el enmascarado chasqueó la lengua - ¿Qué es lo que ocurre?
- Mira Luno, el antiguo líder, era un auténtico tirano, tenía al pueblo muerto de asco, y eso no podía ser, era algo absolutamente contraproducente – hizo una breve pausa para que el joven asimilara lo que le estaba diciendo -, sin embargo también es contraproducente que se les dé demasiado, ¿comprendes? – Luno negó con la cabeza – No hay que excederse en un sentido o en otro, hay que mantener un tira y afloja, de este modo, podremos mantenernos en el poder…
- ¿Poder? Yo no hablo de poder, sino de libertad, de justicia…
- Sí, sí, sí, bobadas, Luno, bobadas, aquí de lo que se trata es de manejar a las masas para obtener frutos de ellas – nueva pausa, Luno le miraba entre indignado y sorprendido -, si se las exprime demasiado, malo, finalmente no rinden, y si por el contrario, se les da demasiada libertad, derechos, etc., se pierde el control sobre ellas, con lo cual no se puede obtener réditos a su costa.
- No hice la revolución para aprovecharme y sacar réditos…
- Error – le interrumpió el enmascarado -, craso error, Luno. En primer lugar, no te engañes, no fuiste tú el que hizo la revolución, tampoco yo, no fuimos más que instrumentos, instrumentos utilizados por gentes mucho más importantes que nosotros, gentes que ni siquiera conocemos, gentes que ostentan el poder del mundo desde que éste existe, tú, yo, y la dichosa revolución no somos más que piezas de un perfecto engranaje.
- Yo soy ahora el que gobierna, la gente me apoyará, no dejará que les manipulen, plantaremos cara a esa gentuza – se revolvió Luno iracundo.
- Ja, ja, ja – se carcajeó el enmascarado impúdico - ¿Crees que no dejarán que les manipulen? ¿No es acaso eso lo que llevan haciendo durante milenios? Solamente hay que darles un nuevo líder, uno por el que derroquen al que ahora hay, ¿no es eso lo que hiciste tú mismo con mi inestimable ayuda?
- El líder anterior era un tirano…
- Bobadas, Luno, la gente le creía un dios – volvió a interrumpirle el enmascarado -. Escúchame bien, te diré algo, puedes seguir gobernando, siempre y cuando no te excedas, yo te iré marcando las pautas, te diré lo que puedes y no puedes hacer, de este modo, el pueblo podrá disfrutar de algunos derechos y libertades, no demasiadas, por supuesto, pero sí de muchas más de las que tenía antes.
- ¿Y si no acepto?
- Tu propio pueblo te echará abajo, Luno.
Su cabeza era un nido de avispas cuando abandonó aquel pabellón, tenía náuseas y un sabor amargo en la boca. Se sentía asqueado, decepcionado, producto de toda una trama tejida con esmero, un telar que le daba asco, repugnancia, tenía ganas de gritar al mundo lo que sabía, lo pestilente y nauseabundo que le resultaba todo ahora, ahora que había visto una cara del mundo realmente podrida. De nuevo en su cama, daba vueltas y más vueltas, incapaz de conciliar el sueño, sentía que tenía que tomar una decisión, y eso fue lo que hizo.


( Este relato pertenece al libro "Arcas cerradas", que se puede adquirir a través de este blog, en la etiqueta libros para comprar o en los siguientes enlaces:
TAPA DURA: http://www.lulu.com/content/6224792

TAPA BLANDA: http://www.bubok.com/libros/7792/ARCAS-CERRADAS
http://www.lulu.com/content/6212380 ) CONTINUARÁ...

5 comentarios:

AFRICA EM POESIA dijo...

Deixo um beijo

e tenho um selo para si...



Vou devagar...
Vou caminhando...
Com passos firmes...
E seguros...
Aguardo ...
Estar melhor...
Para poder...
Voar!...

LILI LARANJO

lili laranjo dijo...

Vou devagar...
Vou caminhando...
Com passos firmes...
E seguros...
Aguardo ...
Estar melhor...
Para poder...
Voar!...

LILI LARANJO

LOREA OTSOA HONORATO dijo...

Gracias por tu aportación y por visitarme, Lili!

Silverolus dijo...

Desde mi blog Argentificia he tenido a bien galardonarte con el Premio Blog Dorado:
http://silverolusplater.blogspot.com/2009/06/premio-blog-dorado.html

LOREA OTSOA HONORATO dijo...

Muchísimas gracias, Silverolus, tengo que visitar ese otro blog que tienes.


Un saludo;)