jueves, 14 de enero de 2010

LOS ETERNOS OLVIDADOS



Mi intención hoy era publicar un relato breve, pero los últimos acontecimientos sucedidos en Haití, han modificado mis planes, y es que me siento en la obligación moral de dedicarle unas letras al país más mísero de Latinoamérica.
Como todos sabemos por las noticias que se han vertido en los medios de comunicación, esta semana Haití ha sufrido un devastador terremoto de 7º Richter, seguido de tres réplicas de 5´9º, 5´5º y 5´1º, sucesivamente. Los daños provocados han sido terribles, con edificios venidos abajo, entre ellos la casa presidencial, catedrales y hospitales, y miles de viviendas, que han quedado del todo inservibles. Pero sin lugar a dudas, las pérdidas humanas son la cara más fea de la tragedia, con miles de muertos y de afectados, unas cifras que oscilan entre los 30.000 y 100.000 muertos, y aún no son definitivas.
El mundo mira ahora hacia el país que comparte isla con República Dominicana, y observa con horror las imágenes que muestran cuerpos sepultados, y gentes que deambulan de un lado para otro, manando sangre y sin saber muy bien qué hacer. Sin embargo ¿qué sabemos de este país?
Haití es un país caribeño, situado en la parte occidental de la isla La Española, que limita al este con República Dominicana; consta de 27.750 kilómetros cuadrados y su capital es Puerto Príncipe. Es una antigua colonia de Francia, por ese motivo, su lengua oficial es el francés, y fue el segundo país americano que conquistó su independencia, en el año 1804, después de Estados Unidos. Haití es una república dirigida por un presidente elegido en las urnas, y su constitución está basada en la de Francia y Estados Unidos. El clima de la isla es tropical, con una estación lluviosa que va desde abril hasta junio, y de octubre a noviembre suele ser azotado por tormentas tropicales y ciclones.
Pero quizás lo que más importa, es saber que Haití tiene la renta per cápita más baja de todo el hemisferio occidental, es el país más pobre de América Latina. El 70% de la población haitiana, vive por debajo del umbral de la pobreza, dependen en su mayoría de la agricultura, y hay que tener en cuenta que tres cuartas partes del suelo del país están compuestas por montañas, y que las tierras llanas son zonas deforestadas y estériles. Esto nos da una idea de la situación en la que se hallan esas personas.
El terremoto acaecido esta semana en el país, ha hecho un daño tremendo, debido a la virulencia del mismo, y a las condiciones de miseria en las que viven los haitianos, y una vez más, el mundo gira los ojos hacia un país pobre en el que ha ocurrido una tragedia, y apela a la solidaridad de las personas para que ayuden en dicho trance.
Sin embargo, los problemas de países como Haití, no comienzan con un huracán o un terremoto, en realidad esta es la guinda que se suma a un pastel de miseria, hambre, falta de esperanza y desolación. Los países pobres no mueren con un cataclismo, sino que agonizan y van falleciendo poco a poco, día tras día, mientras el mundo rico, indiferente, mira hacia otro lado. ¿Alguien se preguntaba si los haitianos necesitaban algo antes del terremoto? ¿Alguien sabía acaso de la pobreza de aquel país? Lo cierto es que cuando la tierra se ha sacudido de manera lacerante, es cuando nuestros ojos se han dirigido unas horas a aquel lugar remoto del que apenas sabemos nada.
No, África o Latinoamérica no sufren con un cataclismo concreto, las tierras pobres sufren a diario, muriendo de miseria y de indignidad cada uno de los días del año, sin contar con la compasión de los que los rodean. Tan sólo cuando un huracán lo arrasa con todo, decidimos que tal vez deberíamos enviar ayuda masivamente, porque aquella gente la necesita, ¿y no la necesitaban el día anterior? Tal vez es que el día anterior su miseria era soportable para las atrofiadas sensibilidades de los países ricos, y sin embargo tras el terremoto, la miseria se muestra con una crudeza tal, que nos sonrojamos. Todo es cuestión de calcular cuánta miseria podemos aguantar sin levantarnos del asiento.
Haití es un punto en el mapa, un pequeño e insignificante punto, no es un país rico, no estará en el G20, y tras el impacto provocado por el terremoto, será nuevamente arrojado al olvido.
Deberíamos hacer nuevamente examen de conciencia.




Lorea Otsoa Honorato.

Para ayudar:

Cruz Roja: Banco Estado cuenta N° 292222 y el RUT es 70.512.100-1.

Si se quiere un correo de contacto es mailto:comunicaciones@cruzroja.cl

Iglesia de Chile (Cáritas): 00000117-01 del Banco de Chile. Para transferencias electrónicas se debe indicar "Caritas Chile" y el RUT es 70.020.800-1.

América Solidaria: Banco Bice y es la número 11-72811-1 asociada al RUT 65.467.290-3. Como correo electrónico de respaldo se puede indicar mailto:info@americasolidaria.org.

También se puede ayudar madiante UNICEF:

http://www.supportunicef.org/site/pp.asp?c=9fLEJSOALpE&b=1023561

Médicos sin fronteras: Tlf: 902303065

Y diversas entidades bancarias:

Banco Santander: 0049 / 1806 / 95 / 2811869099

"La Caixa": 2100 / 3063 / 99 / 2200110010

BBVA: 0182 / 6035 / 49 / 0000748708

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