España entera está sumida en la cloaca de la corrupción, el sistema se tambalea moribundo haciendo alarde de patéticas explicaciones... Algo huele a podrido y la única opción posible es abrir los postigos y permitir que el aire fresco entre y ventile el olor a pura mierda que impregna las paredes.
Creíamos que habitábamos un país europeo asentado en el bienestar, ese es el humo que nos habían vendido. Nos animaban a gastar, aseguraban que éramos ricos; y mientras tratábamos de alcanzar ese sueño huidizo de formar nuestro hogar, ellos se afanaban en robarnos hasta las entrañas...
Pero la mentira tiene las patas cortas, dicta el refranero popular en su inmensa sabiduría, y toda la basura estalló un buen día. Sin embargo no imaginábamos que la enfermedad era tan grave, y que España agonizaba ya envuelta en dolor. Nos quedamos con la boca abierta mientras los impíos iban desfilando ante nuestra estulticia, porque no habíamos vigilado a nuestros gestores, y ahora pagábamos con creces esa terrible dejadez...
Aristócratas y plebeyos, todos en el mismo barco del mamoneo, mangantes por igual, y tan sucios y caraduras, los unos como los otros. El pueblo llano de paganini de la gran juerga orgiástica de derroche que se habían pegado unos cuantos. Nos pusieron la soga al cuello asegurando que no quedaba más remedio, y la apretaron hasta lo imposible, quitándonos también el aire, y si lo permitíamos, hasta la vida.
Que se vayan los corruptos, que se deshaga tanta inmundicia, hemos tocado suelo y no nos queda otra que levantarnos y pasar el estropajo por esta España nuestra, que han ensuciado con descaro los innobles y patriotas de hojalata. Barramos la miseria, ventilemos, ventilemos enérgicamente ¡¡que falta nos hace!!
Lorea Otsoa Honorato