El tema de la moda es algo que siempre me ha llamado poderosamente la atención, sobre todo por comprobar cuán manipulables somos las personas en realidad. Creo que dicha volubilidad se ve especialmente clara en el tema de cómo se supone que tenemos que vestirnos cada año, porque eso sí, lo que en una temporada resulta maravilloso, tan sólo unos meses después puede ser considerado horripilante.
Y es que vivimos en una sociedad, que devorada por el aburrimiento, decide que vistamos de formas diferentes cada estación del año, eso sí, esas formas deben estar dictadas de antemano por una serie de expertos, que decide lo que es hortera o maravilloso según el momento, el mes, el año, o lo que convenga por las razones que sea, que las supongo mercantiles.
Lo más curioso de todo, es que no hay unas directrices concretas, y que en moda, lo que hoy es considerado hortera o terrible, mañana puede ser eso que llaman in, sí, sí, porque dentro de este mundo de la vestimenta, hay un lenguaje propio y particular, generalmente utilizando palabras en inglés que la mayoría no comprendemos, pero que aceptamos sin preguntar por su significado, seguramente porque nos resultan más exóticas así. En definitiva, que alguien ha decidido que ir en chándal por la calle es una horterada, sin embargo, si alguien decide ponerse la mencionada prenda con unos zapatos con plataforma, ya no es hortera, sino cool.
Y modas las hay y las ha habido de todos los estilos, desde llevar vaqueros rotos, que por cierto, eran mucho más caros que los que no lo estaban, hasta llevar hombreras enormes, etc., y cuando parece que se les acaban las ideas a los ideólogos de la moda, entonces hacen un viaje en el tiempo y traen alguna moda del pasado, que hasta ese momento había sido considerada caduca y nos la presentan como cool, in, o cualquiera de esas palabras en inglés que tanto nos fascinan.
El colmo del despropósito llega, cuando alguien decide vestir de una forma, digamos, diferente en un momento en el que se ha decidido que ese estilo es hortera. En este caso pueden suceder dos cosas muy curiosas: si la persona es alguien desconocido y anodino, será considerado un friki; en cambio, si la persona es famosa y admirada por las masas, puede llegar a instaurar esa forma de vestir creando de este modo lo que llamaríamos una tendencia.
En definitiva, el ser humano parece abocado a vivir siempre según los dictados arbitrarios de aquellos que se erigen en expertos de algo, porque hay expertos de todo y para todo, de hecho debe de haber alguna academia en la que se forma a las personas para ser expertos. Bromas aparte, resulta muy ridículo necesitar del beneplácito de los demás para vestir de una forma determinada, y sobre todo, dejar que otros decidan por nosotros lo que nos tiene que resultar bello o no dependiendo de sus intereses. La estética es algo muy subjetivo, solamente hay que ver cómo cambian los parámetros dependiendo de las épocas.
Como conclusión, creo que debemos tratar de ser un poco más libres en todos los aspectos de nuestras existencias, ¿y por qué no empezar con la ropa que nos ponemos cada mañana? Siempre sin olvidar que la ropa no es más que eso que nos ponemos sobre el cuerpo para cubrir nuestra desnudez y no morirnos de frío, sobre todo en invierno.
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